Ayer estuve en Belmez. Me encontré con mucha gente querida, pero tendría que destacar a una mujer a la que admiro profundamente y a la que tengo mucho cariño, como todos los belmezanos y belmezanas. En Belmez le llaman “superabuela”, y es que es una gran mujer, una estupenda belmezana, una de esas mujeres de las que tenían que existir muchas en todos los pueblos para que éstos fueran mejores. Le tengo un gran aprecio, tal vez porque ella, como yo, vivimos en pueblos en los que no nacimos y sin embargo los consideramos nuestros. Es Conchi, Conchi Torres, esa mujer que todos quisiéramos tener como abuela, como madre, como compañera…
Pues ayer me vio, y lo primero que hizo fue darme un beso. Lo primero el cariño que ella desborda y sin el que no se puede entender a Conchi. Después la riña. Pero una riña con cariño. Me parecía que me reñía mi madre. Y es que llevaba razón. Estuvo en “Las Cosas de la Vida” después de pregonar la Semana Santa Belmezana, hace casi un mes, y sin embargo su voz no se ha escuchado en esta “Casita”, que es la suya. Imperdonable error para el que no tengo justificación. Se lo prometí, y no por ella sino por muchos familiares y amigos que quieren escucharla, y a los que también mando un fuerte abrazo.
Pues Conchi. Aquí esta lo prometido. Espero haber saldado mi deuda. Si con esto puedo hacer feliz a los que te quieren, me siento el hombre más afortunado del mundo. Para mi fue un placer y un orgullo que estuvieras en mi programa y ahora es una satisfacción que tu voz llene de luz y de alegría esta “casita”. ¡Que se te quiere, Pregonera!
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