27 octubre 2012

ODIO ETERNO A LA INJUSTICIA



Después de varias llamadas y de intercambio de correos electrónicos, en la tarde de ayer tuvimos la oportunidad de conocernos dos parejas que hemos pasado por el trance de perder a unos hijos por manos de la justicia. Además de un café y un rato de charla, compartimos ilusiones, fotos, experiencias, recuerdos, inquietudes, miedos, y sobre todo nuestra mayor desconfianza en la justicia y en esa demagogia que entre todos hemos dado en llamar “protección del menor”.
Ahora que conozco personalmente Ana y Juanma, sólo tengo una palabra para calificarlos: admirables. Son una pareja fuerte que parece que más pronto que tarde superarán el golpe que les ha dado la vida. Ellos habían creído en las instituciones para montar su proyecto de familia. Pero más aún, no necesitaban que esas niñas fueran sus hijas legalmente, acogiéndolas y queriéndolas y compartiendo sus vidas, tenían bastante.  Ahora están decepcionados. Supongo, que como yo en su momento, hasta enfadados con ellos mismo por no habar previsto que esto les pudiera ocurrir a ellos y sobre todo a sus niñas.
Además de por todo esto que digo, son admirables porque siguen ejerciendo su labor de padres. Aún después de ser desposeídos de ese título honorifico, ellos siguen velando por el bienestar de esas niñas. Siguen luchando para que no se les abandone, siguen preocupándose para que se cumplan las promesas de vigilancia de su bienestar que les han hecho y siguen reclamando de la justicia las justificaciones que merecen y que no les dan.
No voy a decir que me escandalizara (que en estos temas ya uno está curado de espanto), pero al igual que a ellos me indignaba leer como nuestra justicia es capaz de calificar el trato hacia estas niñas de “ciertamente preocupante” pero anteponer las relaciones paterno-filiales. ¿Dónde queda ese “bienestar superior del menor” del que tanto alardea nuestro derecho?
Mucho me ha hecho pensar en estos días desde que conocí esta “tragedia” el hecho de que nuestras vidas y sobre todo la de nuestros niños, los de todos (que ninguno estamos libres de que nos pase cualquier cosa el día de mañana),  estén en manos de gente sin alma. Al igual que en mi caso, ellos reclaman que alguien le de una explicación de porqué se toma esta decisión. Un rato de charla respetuosa con la jueza que les ha quitado a sus niñas que les haga comprender la sentencia, incluso que les deje más tranquilos y les devuelva la confianza en las personas que administran justicia. Hasta ahora se le han negado las explicaciones y hasta el conocimiento de esa sentencia, lo que les hace desconfiar aún más de todo el proceso. Una muestra más de la deshumanización de quién se cree en posesión de la verdad absoluta.
Yo, como dice la leyenda histórica que hizo Aníbal Barca por orden de su padre y ante los dioses, también juré odio eterno. No a los romanos sino a la jueza Blanca Pozón y a quienes de cualquier manera y amparándose en su poder de decisión se oponga a la felicidad de un niño. Casos como esta hacen que renueve mi juramento hasta el momento que a todos estos niños se les pida perdón por la oportunidad robada. NO podemos ni debemos permitir que se sigan cometiendo injusticias de este tipo. Y sobre todo no podemos consentir que quien repetidamente se equivoca (y demostrado quedó en el caso de Alejandro y Álvaro) en temas tan sensibles como estos siga teniendo la oportunidad de “impartir injusticias” sin ninguna responsabilidad. Además de ser “protegida” por compañeros de instancias superiores en un mal entendido ejercicio del corporativismo.  
A pesar de conocernos por estos motivos tan desagradables, creo que hemos hecho unos nuevos amigos a los que nos une el cariño por los niños y la forma de entender la vida en familia dando mucho amor a los más pequeños. Seguro que la vida, que es la jueza que imparte verdadera justicia, les devolverá con creces lo que ahora les han arrebatado. Espero verlo y compartir esos momentos alegres que seguro que vendrán como ahora hemos compartido éstos tan duros.

13 octubre 2012

OTRA DE BLANCA POZON



Lo ha vuelto a hacer. Con todo el respeto que debo mostrar hacia quien es la representante de la Justicia, doña Blanca le ha vuelto a quitar el futuro a otras dos menores que podían tener una vida normal con sus padres de acogida. Otra vez ha vuelto a condenar a dos menores a vivir quien sabe que suerte de desgracias. Cierto es que la justicia no tiene ojos, pero demostrado queda con sentencias como las de doña Blanca Pozón, que tampoco alma ni corazón ni cabeza. Tampoco aprende de errores anteriores. Para ella, niñas como éstas o niños como los míos, son la misma piedra con la que tropieza en repetidas ocasiones. Y si hace ya seis años la hice responsable del futuro de mis dos hijos, y después le tuve que recordar mis palabras cuando fueron abandonados por la persona a la que ella se los entregó; hoy le repito esas palabras:  “para mí, usted con sus decisiones es y será la responsable del futuro y de lo que les pueda ocurrir a esas niñas”. Y es mi deseo no tener que volver a recordarle lo que ahora le digo. Sería señal de que esas niñas se encuentran bien, cosa que dudo.
Pido, o mejor dicho, exijo a todos los responsables de la Junta de Andalucía y los que tienen que trabajar por el bienestar de los menores, que no abandonen a su suerte a estas dos niñas como así lo hicieron con mis dos hijos. Ya tienen experiencia y deben haber aprendido de ella y de lo ocurrido. Exijo que se observe desde muy cerca la evolución de esas niñas, de todas las circunstancias que las rodean y que a la más mínima duda sobre su bienestar, se actué con contundencia a pesar de la injusta sentencia. No permitan que vuelva a ocurrir que su dejadez derive en males mayores para esas menores.
A los padres de estas niñas, a los PADRES con mayúscula, a los verdaderos padres, no a los progenitores, les trasmito mi ánimo y mi apoyo para afrontar los duros momentos por los que están atravesando. Igualmente les pido voluntad y fuerza para plantar cara a las administraciones que tienen que velar por el bienestar de las que siempre serán sus hijas. No todo se acaba aquí, hay que seguir luchando por esas niñas, sin desfallecer en la búsqueda de una vida mejor a la que les han condenado.  Si así es, la vida se lo recompensará como lo hizo conmigo, y nunca podrán dudar de no haber hecho todo lo que estuvo en sus manos para cumplir con su obligación de verdaderos padres. En esa lucha me tendrán a su lado con lo poco o mucho  que les pueda aportar.

11 octubre 2012

OTRA DE DOÑA BLANCA



Hoy cuando he llegado a casa me he encontrado un correo electrónico del alguien al que no conocía. Me enviaba un escrito que leí entre lágrimas desde el primer párrafo. Desde ese momento, el resto del día he tenido el corazón encogido y he estado triste, incluso nervioso. Naturalmente mi esposa también leyó ese escrito y al igual que yo soltó más de una lágrima.
No me puede contener y me puse en contacto con el emisor del correo. En media hora de charla he recordado muchas malas experiencias y aunque mi intención era mandarle ánimos, creo que conseguí lo contrario. En más de una ocasión me emocioné con sus palabras, también llegué a llorar. Después comentándolo con mi esposa, las lágrimas han sido mutuas.
Siento revivir lo que ya hace seis años vivimos. Siento que vuelva a pasar los que pasó a nuestra familia. Desgraciadamente  me podía poner en el lugar de ese padre que me contaba su amarga experiencia. ¡Hay tantas semejanzas! Otra injusticia más. Otras dos pequeñas vidas rotas por una desacertada decisión de doña Blanca. Otra pareja destrozada por saber la vida que a partir de ahora les espera a las que hasta ahora eran sus hijas.
Hoy he revivido la pena por esas niñas, tristeza por esos padres (los de verdad, no los biológicos), impotencia por la situación y hasta la mayor de las rabias por que vuelva repetirse la injusticia. Pero lo peor de todo es que al igual que entonces creo que volveremos a saber de esas niñas, y al igual que en el caso de Álvaro, no será para bien. Y seguro que todos opinamos lo mismo. Todos menos quien ha tomado otra vez la misma decisión. Le digo lo mismo que entonces a doña Blanca Pozón, “usted con sus decisiones es y será la responsable del futuro y de lo que les pueda ocurrir a esos niños”.
A estos padres ánimo, un abrazo y todo mi apoyo y ayuda para que consigamos que esas niñas no sean olvidadas de los que tienen que proteger a los menores, para que no se olviden de ellas, para que continúe la vigilancia para que dentro de no tanto tiempo sepamos que las han abandonado, o aún algo peor.
Reproduzco, con su permiso, el texto que me ha enviado el padre de otros dos menores tratados injustamente por La Justicia.
LA  INJUSTICIA  DE  LA  JUSTICIA


Ayer unas niñas fueron condenadas a volver a mendigar, a volver al infierno del que hace 17 meses el servicio de protección de menores de la Junta de Andalucía las había sacado argumentando por varios motivos y a lo largo de muchos meses desamparo.

Una Jueza llamada Blanca Pozon y sus compañeros de la audiencia provincial han resuelto que toda la documentación aportada: malos tratos a las menores, dejarlas solas en la casa con meses de edad solo al cuidado de una hermana con seis años, que estuvieran mas días trabajando con el padre recogiendo chatarra y pidiendo limosna con la madre que asistiendo a la escuela, que tuvieran al único varón bien alimentado y limpito y a su melliza y demás niñas mal aseadas, desaliñadas y descuidadas (discriminación por sexo), no era suficiente para el desamparo. Es curioso, en última instancia la Junta actuó de urgencia porque peligraba la integridad física y psíquica de la pequeña. Y la jueza sentencia que todos esos  hechos aunque probados por los servicios sociales y policía no quieren decir que fueran continuados y lo mas indignante que por sus costumbres y cultura étnica quedaban disculpados.

La persona que es cabeza de familia, que dice que es su progenitor pero no tiene a ninguna niña reconocida con sus apellidos, es el que tiene a todas las niñas atemorizadas y subyugadas incluida la madre, esta persona, al que no llamo padre porque padre es el que cuida, educa, da cariño y protección a un menor, es a quien los jueces les ha devuelto las niñas, esta buscado por la justicia Búlgara y Alemana, en el tiempo que lleva en España podía haberse reformado pero no, tiene cantidad de denuncias por alteración del orden público, multas de trafico, problemas con las drogas (incluso jeringuillas en la furgoneta),etc..ect.. que el único interés en tenerlas es poder recibir ayudas públicas (dicho por él). Esta persona es el responsable que las niñas le tuvieran pánico a  todos los hombres.

Cuando hace de 10 meses la Junta nos dió en acogida permanente a las dos pequeñas, tardé varios días en poderme acercar a ellas y solo con mucho cariño pudieron vencer el miedo a la presencia masculina, después he recibido mas abrazos de ellas en tan poco tiempo que en toda mi vida, curiosamente ayer cuando me despedía de ellas antes de entregárselas al supuesto progenitor, estaban agarradas a mí, llorando que no las dejara, solicitándome una ayuda que impotente no podía darles.

A los ciudadanos de este país que normalmente no delinquimos, si alguna vez cometiéramos tan solo una de las acciones arriba indicadas por esta persona, entonces sí caería todo el peso de la ley contra nosotros hasta aplastarnos, quizás por que es de justicia o quizás porque no pertenecemos a ninguna etnia y la ley es interpretable según para cada caso ¿o no?.

Todos los técnicos de menores recomendaban que en el remoto caso de reincorporarse de nuevo a la familia progenitora (la Junta tampoco se esperaba esta ilógica sentencia) que existiera un periodo de adaptación, para que las menores no sufrieran ese cambio tan radical y se fueran aclimatando a su nuevo entorno, pero de nuevo no sintiendo la mas mínima consideración a las menores y para mayor crueldad de la sentencia dada por estos jueces, decidieron la devolución inmediata en menos de 24 horas, poquísimo tiempo para despedirnos y que se hicieran una idea de que quizás nunca más volvieran a vernos.

Ayer fue un día horrible, aciago, sin duda el peor de mi vida, por perder mi confianza en la justicia, por sentir un vacío tan grande que no se puede explicar con palabras, pero sobre todo sobre todo, por las niñas que han vuelto a un entorno lamentable del que quizás nunca más puedan salir, que esa oportunidad que la Junta de Andalucía les había dado de prosperar en la vida, de poder aspirar a estudiar una carrera, de saber que existen familias estructuradas y que hay gente buena que puede dar mucho cariño, pues por culpa de unos jueces que no han sabido interpretar las leyes como quizás todos las personas por lógica habríamos esperado no podrán hacerlo y las ha condenado a la miseria y el limosneo y peor aún al temor y al miedo constante.

Solo me queda la esperanza de que los progenitores cambien a una actitud mas cariñosa, respetuosa  y no discriminatoria con respecto a las niñas pero en mi interior se que, utilizando las palabras de la jueza, esa es su cultura, los llevan en los genes y no se cambia de un día para otro, que el que nace lechón muere cochino como dicen en mi tierra, que sería como esperar que el infierno se convirtiera en cielo, pero cosas mas raras se han visto entre ellas esta sentencia. Por lo tanto hay alguna esperanza pero lo que deseo con todas mis fuerzas es que esto nunca mas vuelva a suceder si es la ley lo que no funciona que se cambie la ley..