15 noviembre 2012

QUIERO OTRO 4 DE DICIEMBRE



Hoy, reflexionaba sobre la conveniencia de que en las manifestaciones de protesta no se ondearan banderitas de sindicatos, partidos o coaliciones con sus respectivos símbolos, logotipos o anagramas. Creo que sería más conveniente que todos nos manifestaramos sin banderas o si acaso bajo una  que consiga unirnos a todos. Creía que alguna vez había visto algo así.
Tras esta reflexión, entable con mi primo y alguna amiga una conversación sobre manifestaciones, banderas e ideologías, con llegó casi sin quererlo a la bandera de Andalucía y al “por Andalucía libre, los pueblos y la humanidad”. Entonces vi la luz. Aquel 4 de diciembre.
“Era un 4 de diciembre cuando tomamos la calle, era un 4 de diciembre cuando dijimos que verde y blanca era nuestra sangre. Andaluces levantaos desde el trigo hasta la mar.
Un 4 de diciembre luchamos por nuestra gente, España y la humanidad.
Y las cadenas, cayeron nuestras cadenas, y bailaron las estrellas, suspiraron los abuelos,
no había ya en el mundo entero batallón que nos pudiera. No al 143, si al 151"
Y recordé que era entonces  cuando había visto ese tipo de manifestación que lo pedía. Era aquel 4 de diciembre. Y era la blanca y verde. Desde joven había visto con admiración aquellas manifestaciones. ¿Cómo se puede olvidar? Y ahora se cumplen 35 años de aquel 4 de diciembre. Bonita efeméride, como para recordarla y repetirla.
He pensado que lo podíamos hacer. Podríamos hacerlo. Los que no vivimos aquellas manifestaciones podía rememorarla. Los que la vivieron y participaron en ellas, podría recordarlas ¿por qué no?
Propongo que hagamos una gran manifestación el día 4 de diciembre. Aquí en Peñarroya, en la que convoquemos a todo el Guadiato. En la que quepamos todos y con una sola bandera, la andaluza, como aquel 4 de diciembre. Por Andalucía, por España y la humanidad ¿Por qué no? Motivos sobran, además de los que ya he expuesto.
Yo lanzo la idea. No se como se tiene que hacer. ¿Quién la convoca? ¿Quién se apunta?  ¿Cómo lo hacemos? Vosotros me diréis si os parece y si 35 años después volvemos a pedir tierra y libertad.

14 noviembre 2012

A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS



Hace unos días tenía claro que esta huelga la hacía, sin embargo cambié de opinión y tome la decisión de no apoyar esta huelga. Mañana en contra de mis ideales trabajaré normalmente y me gustaría secundarla, pero mis convicciones también me impiden hacerla.
Estoy plenamente convencido que la huelga es necesaria, conozco y comparto todos y cada uno de los motivos para convocarla e incluso en el principio animaba a secundarla. Sin embargo creo que se queda corta. Que llegados al punto en el que estamos una huelga general no lleva a nada.
El día que se suicidó una mujer en el momento del desahució decidí que no, que ya había muertos sobre la mesa, que lo necesario no es una huelga de un día más simbólica que otra cosa. Lo necesario es una huelga general indefinida, unas concentraciones o manifestaciones constantes y multitudinarias, una revolución social con todas sus letras y con todas las sus consecuencias. Soy de los que piensa que a grandes problemas, grandes soluciones. Y no hay mayor problema que la pérdida de vidas y la huelga general no es ni una mínima solución.
Por eso, mañana con todo el dolor que ello me producirá, no secundaré esta huelga. Mañana no estaré de huelga, que me avisen si continúa pasado que entonces me sumo. Y pasado mañana seguiré intentando que dejemos de ser unos cobardes y que por fin nos levantemos para exigir un cambio ya.

07 noviembre 2012

NO CAMBIES ME GUSTAN LOS IDIOTAS



Desde el momento en que se conoció la sentencia del Tribunal Constitucional rechazando el recurso del Partido Popular contra la ley del matrimonio homosexual, se  produjeron reacciones. La iglesia, como no podía ser de otra manera ha puesto el grito en el cielo, llegando a decir que “la familia ha quebrado” o  que “los niños tienen derecho a tener un padre y una madre”. No me sorprende. La noticia hubiese sido lo contrario. Pero por contestar algo, les diría que desgraciadamente y por otros motivos ya han quebrado muchas familias, que intenten ayudarles. Por otro lado lo que necesitan los niños es mucho cariño, y seguro que dos padres o dos madres pueden dar tanto como cualquier pareja.
Una de las que más me ha llamado la atención ha sido la del ministro de interior. El señor Fernández Díaz insiste que el matrimonio no es la unión de personas del mismo sexo (lo de las peras y las manzanas) y que esta sentencia no le hace cambiar ni su conciencia, ni sus creencias ni sus convicciones. Y mira que aún no estando de acuerdo, las declaraciones del ministro me parecen acertadas. Y hasta me parece correcto que no cambie. (Cuando yo era joven corría por ahí una frases que decía: “no cambies me gustan los idiotas”). Es lo bueno de la democracia, que se aceptan las decisiones aunque no se compartan. Lo que pasa es que este señor ha querido y quiere cambiar las conciencias y las convicciones de quienes no piensan lo mismo que él. Y es aquí el problema. Alguien así no puede ser ni ministro de interior ni representante de nadie que no sea él mismo. Así que a casita.
Pero lo peor es que se opone que estas parejas adopten niños. Claro, es mejor que lo adopte, sólo una de esas dos personas y que admitamos esa hipocresía. O mejor aún que los niños se queden en centros de acogida o que pasen de manos en manos si la menor estabilidad. ¡Que vista! Lo dicho, que para no estar de acuerdo con nada de lo que tiene que defender siendo ministro que se vaya a casa que estará mejor.
Pero ya digo que hasta puedo entender lo que dice este hombre desde sus convicciones. Por lo menos ha sido sincero y honrado con él mismo. Peor está lo que han hecho muchos de los representantes del PP escondiendo la mano que lanzó la piedra del recurso que ahora han perdido. Escuchando y leyendo lo dicho por muchos de ellos, si no estuviera bien informado  por momentos  dudaría de quién presentó el recurso, de quien llamó a la gente a la calle en contra de esta ley y de que el propio Rajoy dijo ser el mismo el que presentaba el recurso de inconstitucionalidad.
Pues eso, que algunos no están de acuerdo con la sentencia y no cambiaran sus convicciones. Y otros que tienen convicciones, pero que si no gustan las cambian.

06 noviembre 2012

ME ALEGRO



Me alegro. Me alegro y mucho. Me alegro que sea legal y constitucional lo que la mayoría vemos normal. Que cada cual elija a quien quiera para compartir su vida, para casarse y para hacer con su vida lo mismo que pueda hacer una pareja de sexos diferentes. Me alegro que la libertad de decidir de cada cual esté por encima de su sexo y de su sexualidad.
Me alegro por todas esas parejas que en estos siete años han formado una familia y que definitivamente saben que tendrán los mismos derechos que la que he formado yo o los que cualquier otra. Me alegro que por fin haya pasado este periodo de incertidumbre y que puedan ser felices para siempre (o no, como cualquier pareja) con quienes se han casado.
Me alegro por la oportunidad que se les da a estas personas de tener el derecho de tener hijos adoptados para formar esa familia con la que siempre soñaron.
Nunca entendí la polémica de esta ley. No entiendo que puede tener de malo una ley que ni obliga a nada ni quita derechos a nadie, sino al contrario, nos da a todos la oportunidad de poder casarnos con una persona de nuestro mismo sexo con los mismo derechos de si decidimos hacerlo con una persona de sexo diferente.
También me alegro de que las personas que decidan casarse con una persona de su mismo sexo tenga el derecho de utilizar la palabra matrimonio para definir su unión. Porque aunque las palabras sean lo de menos, en muchas ocasiones son necesarias que todos las podamos utilizar ante iguales circunstancias.
Y por encima de todo me alegro por aquellos a quien esta decisión del Tribunal Constitucional haya molestado.  Me alegro que tengan que comprobar que la sociedad española está por encima de pensamientos retrógrados y por encima de sus ganas de controlar la vida de los demás. No quiero que pidan perdón por lo que han dicho y hecho contra esta ley y contra las personas que la hemos defendido. Tampoco que cambien de opinión. Tan sólo que dejen vivir en paz a quienes decidan vivir de forma diferente a las que ellos han elegido.  Es decir, que vivan como vivimos los demás, sin importarnos lo que hace cada cual con su vida.
Pues lo dicho, que me alegro que en mi país se pueda elegir en libertad. Esto es una buena noticia, y en el momento en el que faltan, cuando llega una noticia hay que celebrarlo con orgullo.