31 agosto 2009
PADRES Y MADRES MUERTOS DE HAMBRE
30 agosto 2009
EL FINAL DEL VERANO
Ahora el verano acaba también el último fin de semana de agosto. Pero por otros motivos. Podíamos decir que se va acabando poco a poco. Acaba un poco todos los días después del puente de la virgen de agosto. Después del 15. Ya el Carranza no coincide con el final de agosto. Se celebra cuando las televisiones quieren. Creo que ya se venía notando el final del verano cuando empiezas a ver en la tele anuncios de coleccionables (eso será motivo de otros comentarios) y de los “corticoles”, que ya lleven unos días dando la lata. Este años desde el día 17 ó 18 los políticos vienen dando la lata con teorías de las conspiraciones o dejando caer alguna “subidilla” de impuestos como el que no quiere la cosa. También te vas dando cuenta de que el verano se va acaba por que los periódicos son algo más gordos de lo que lo estaban siendo durante las últimas semanas.
Pero que lo definitivamente confirma que el verano ha acabado y que empezamos a vivir la temporada, el curso (o como quiera llamarse) que viene es que por fin hoy en el coche por la tarde venía escuchando “Carrusel Deportivo”. El inicio del futbol la tardes de sábado y domingo hace sin duda que volvamos a la normalidad. Ahora si. Está es la señal inequívoca. A partir de ahora volverán las series interminables a la tele, los programas de radio de las diferentes cadenas con los primeros espadas en cuanto a los locutores se refieren. A partir de ahora ya nada de salir por la noches salvo los fines de semana y a trabajar por la tardes. Dentro de poco, los niños al colegio. Y a acostarlos aún de día hasta que cambie la hora.
Que como todos seguros que vais a tatarear ha llegado El final del verano. Por fin.
26 agosto 2009
HASTA MAÑANA, MARCO
23 agosto 2009
NATALIA CAMPEONA
Bravo Natalia. Eres la CAMPEONA DEL MUNDO.
20 agosto 2009
VACACIONES
No es que haya olvidado el blog. No. Si que paso por “la casita” de vez en cuando. Para vez si ha entrado alguien, para echar un vistazo, incluso estoy pensado hacer una remodelación. Otra. Ya veremos. Lo que en realidad me pasa es que me he instalado en el “hacer poco”, casi nada. Estas vacaciones me las estoy tomando como tales. Vacaciones de verdad. He vuelto a leer un libro, que casi se me había olvidado lo que es eso. A leer de noche, de madrugada, en silencio, como a mi me gusta. Estoy terminando “Cabo Trafalgar” de Pérez Reverte. Tengo preparado otro “El mozárabe” de Sánchez Adalid. Son esos libros que compras para leer en cuanto puedas y dejas encima de la mesita de noche y pasan los meses y sólo has leído el título, la contraportada y si acaso el primer capítulo (y no entero). Las vacaciones las quería aprovechar para retomar esas asignaturas pendientes y terminar de hacer unas chapuzillas.
Sin embargo, le he dedicado la mayor parte de mi tiempo a mis hijos, a mi familia. Incluso admito que tengo algo olvidada a mi esposa, aunque también hemos tenido algún ratito para salir nosotros solos a cenar o a tomar un heladito. Sin niños. Que esa es otra. Dejas a los niños en casa, ya dormidos, con la abuela, sales a cenar como cuando estábamos solos, para desconectar un ratito. A las dos horas te das cuentas que llevas otras tantas hablando de los niños: que la “pizquita” se está portando mejor, que el “chuquitajo” está comiendo mejor últimamente, que están creciendo muy rápido.
– Dejemos de hablar de los niños. Hablemos de nosotros.
– Vale. Cuando lleguemos a casa tenemos que preparar algunas cosas.
– ¿Para qué?
– Para empezar el colegio
– ¿Yo?
– No seas bromista, los niños.
Otra vez los niños. ¿Hay algo más en nuestras vidas que nuestros hijos? Parece que poco. Tampoco me quejo, es lo que queríamos. Es una bendición.
Y playa, y piscina, y cine y McDonald (con lo poco que me gusta) y paseo hasta llegar a los columpios. Y a la cama, que son casi las once, para que se levanten doscientas veces diciendo aquello de “Papa, quiero agua”. Estos han oído lo que dicen los médicos de que en verano hay que darle mucha agua a los niños y se han aprendido la cantinela. Hasta que por fin se quedan dormidos. Mi esposa también. Ahora es cuando puedo leer un ratito… Las tres de la madrugada. Me tendré que acostar.
Y antes de las 9 ya están otra vez pidiendo agua. Que ganas tengo de que acaben las vacaciones para poder dormir.
Las demás cosas que había dejado para cuando estuviera de vacaciones tendrán que esperar a que éstas se acaben y empiece a trabajar. Lo haré el fin de semana, que estoy de vacaciones. ¿o tendrán que esperar?
06 agosto 2009
AYUDEMOS A ENGRACIA
En Cajasur hay abierta una cuenta a la que podemos hacer llegar nuestra ayuda. La cuenta es la siguiente: 2024-0015 83 3000086969 a nombre de Miguel Albardiaz Merino.
03 agosto 2009
FRIAS URGENCIAS EN DIARIO CÓRDOBA
También os lo dejo aquí para que lo leais.
FRIAS URGENCIAS
La visita obligada a un servicio de urgencias de un centro hospitalario permite a un usuario observador plantearse mentalmente tres cuestiones durante el tiempo de espera, tiempo suficientemente extenso como para recapacitar detenidamente. La primera cuestión que se plantea es el mal uso que todos hacemos de estos servicios. Y es que tendemos a pensar que un servicio que se denomina “urgencias” debe, como corresponde a su nombre, ser más ágil que el llamado médico de cabecera. Nada más lejos de la realidad. Y ésta es la segunda cuestión a considerar. En nuestro modelo de salud (público o privado) parece que una espera de una hora como mínimo es obligada por “denominación de origen”, independientemente de que, por ejemplo, en un momento concreto coincidan en urgencias no más de tres enfermos con más de una docena de profesionales. La última cuestión que el usuario se formula es el uso de la climatización de los centros hospitalarios. En la entrada al hospital, acalorado por los nervios del momento y por los más de 40 grados del exterior, te recibe una bajada de la temperatura de más de 20 grados. Posteriormente, y dependiendo de la estancia en la que se encuentre el enfermo, la sensación térmica variará repetidamente. Así, se pasa de calor a frio dependiendo de lo caluroso o friolero que sea el profesional que te atienda. Algo que se aprecia fácilmente en su indumentaria, que va desde una muy fina manga corta de los celadores hasta la chaqueta de manga larga y calcetines de las más frioleras médicas. Es lógico, que tras la atención de urgencia, siempre te deriven al citado medico de cabecera. Ahora, con síntomas típicos de pulmonía.