No pasa nada. Sólo que a veces me quedo mudo. No porque no tenga nada que contar, si no por la desgana de contarlo. Mejor debiera decir que me he había propuesto dedicar más tiempo a mis hijos, compartir más tiempo con mi esposa e incluso dedicarme algo más de tiempo a mi y a gustos que había dado de lado desde casi ni me acuerdo. Es egoísmo, sin duda. Es egoísmo en cuanto que las cosas me las cuento a mi mismo, y casi siempre me doy la razón. Es una etapa más de la vida, supongo. O supongo que tantos días de lluvia no me ayudan a estar al borde del cañón, me hace decaer demasiado
Pero en realidad, tengo que confesar que tampoco me he sentido muy bien en esta época de brazos caídos y de huelga de palabras. Creo que podría decir que este silencio me estaba sonando mal, pero no hacía nada para remediarlo. Así soy, o así me estoy haciendo con la edad, algo más dejado para algunas cosas. No, no es eso, me está llegando la edad del vagismo (se que se debiera decir vagancia, pero no me ha sonada mal el palabro).
Lo cierto es que he estado desaparecido por algún tiempo. Más de la cuenta. Pero he tenido que escuchar a dos personas para darme cuenta. Una amiga me enseñó que también necesito eso de leer y que me lean, de saber de otros y de que sepan de mi… Otra persona, me ha dicho esta tarde que cada uno a lo suyo, y yo no se jugar al baloncesto, sólo se contar algunas cosas y mal.
Hoy regreso a casa, que ya me estaba haciendo falta, espero no volver a irme nunca tanto tiempo. Me he propuesto estar aquí por lo menos un ratito casi todos los días. Tengo mucho que hacer en este próximo mes, pero le quitaré un ratito al sueño. Lo prometo.
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