Cuando todavía a tempranas horas de la mañana y como todos los días, cuando empezaba la jornada y en “El Juanjo” se hacía un momento de silencio en la tertulia en la que casi siempre él era el centro de atención, de pronto se oía una pequeña voz qué decía “entonces ¿qué os contáis?” Era la forma de decir que nos habíamos quedado callados y que él no quería el silencio. Ahora, a las puertas del cielo, y con todo en un silencio celestial, seguro que se ha escuchado algo parecido a:
-Entonces, ¿qué os contáis?
- Aquí el que tiene que contar es usted. A ver, nombre.
- Yo soy Usagre.
- No hombre, no. Su nombre de verdad.
- Usagre. A mí todos me llaman así. Es que yo nací allí, sabe usted...
- Aquí pone Vicente Calvete.
- Bueno si. Pero ... don San Pedro, ¿puede poner Usagre? A mi es que me gusta más.
- Bueeeeno Usagre.
- Yo es que jugaba al futbol en el Peñarroya, sabe usted, y ...
- A ver Usagre, ¿qué traes ahí?
- Estas bolsas son unos “mandaillos” que ya he hecho. Ahora tengo que ir al Mercadona y a darle una vueltecita a mi mujer. Así que...
- No hombre, Usagre, que tienes que quedarte aquí.
- Un poquito podrá usted esperar, ¿no es verdad?
Y a la fuerza Usagre iría para dentro. Él hubiera querido, como todas las mañanas, ir a ver como estaba su compañera de toda la vida. Qué no le faltara de nada. Y después un paseíto y un ratito de conversación con su amigo Manolo el peluquero.
Ahora, allí en La Gloría, todos están escuchando sus historias del futbol, de cuando jugaba por esos campos de Dios con el Peñarroya, cuando ganaron al Barcelona. ¡Cómo tenía ese estadio, cuando se encargaba él de todo! De cuando entrenaba a su equipo del alma. O de sus muchos trabajos y de los buenos tiempos de nuestro pueblo.
Aquí en su Peñarroya, los que nos quedamos lo hacemos con la pena de que se ha ido un gran hombre que siempre tenía una sonrisa y una buena palabra para con quién se encontrara. Y lo ha hecho como lo hacía todo en su vida, casi sin molestar, a media voz.
Usagre representaba para muchos el amor al futbol, a su Peñarroya. Ya no iba a su estadio, al que tanto cuidó, por que sus ojos no le permitían ver el futbol como antes. Seguro que las lágrimas de emoción que tantas veces echó influyó en ello. Usagre se emocionaba fácilmente.
Muchas veces quise poder publicar una de nuestras conversaciones y muchas de sus historias y siempre lo dejaba para otro día. Tal vez por que pensaba que Usagre estaría aquí siempre o por lo menos eso hubiéramos querido todos los ciudadanos de Peñarroya-Pueblonuevo.
Usagre era querido, respetado y admirado por todos. Ahora, ya es posiblemente tarde, pero seguro que a todos nos parece bien que ese estadio que tantas veces cuidó y que entonces era el campo de futbol de “Usagre”, tuviera su nombre como podía tener el de otros que hicieron mucho por el Peñarroya. Podía pensarse, estadio Vicente Calvete “Usagre”. Suena bien y él se lo merecía.
2 comentarios:
Con nuestro querido Usagre se nos ha ido otro pedacito de la historia de este lugar. Me parece una buena idea lo que comentas acerca del nombre del campo de futbol, sería un gran homenaje a su persona, aunque primero habria que realizar una remodelacion del mismo, que por lo que he oido parece que se va a hacer. Allá donde se encuentre sin duda, verá desde el mejor de los palcos los encuentros de su Peñarroya y nosotros le recordaremos en aquellos memorables derbis en la mitad de los años 50, ante el Cordoba en 3ª división, cuando nuestro Peñarroya superaba al equipo de la capital.
Nunca he seguido el fútbol local. Apenas si veo algún partido nacional o internacional. No sé nada de fútbol ni se me vio casi nunca en esos ambientes. Sin embargo Usagre era un tío que siempre tenía un saludo y una sonrisa para mí cuando nos cruzábamos. Por eso suscribo lo que dice Pedro. Sólo puedo decir de él que parecía un hombre "en el buen sentido de la palabra, bueno", como escribió Antonio Machado.
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