Hoy me voy a la cama con la sensación de poseer algo. De tener algo mío. Y sin embargo, ya lo tenía en casa desde hace casi tres años cuando los reyes magos me trajeron esa muñequita que yo quería desde hacía mucho tiempo. Estoy como uno de esos niños a los que les llegan los regalos de reyes y no se pueden creer que hayan hecho realidad todos sus sueños e incluso algunos más.
Han pasado diez años desde que hicimos nuestra solicitud de adopción, parece mentira pero así es. Una cuarta parte de mi vida luchando por tener una hija. ¡qué embarazo tan largo! Tres desde que llegara mi hija a casa. Y es eso lo que me parece vergonzoso. Creo que existe una falta de interés por parte de quienes más se debieran preocupar en agilizar todo lo concerniente a una adopción. Después reclaman ayuda para que los menores no se les hagan grandes en los centros de acogida.
Un ejemplo, la sentencia de adopción tiene fecha del 6 de mayo, a mi me lo comunican el 1 de junio. Estábamos a la espera del testimonio de firmeza de la sentencia. Hemos esperado casi seis meses, y ahora que lo tenemos me doy cuenta de que tiene fecha del 19 de mayo. Increíble, pero así es. Algo que esperábamos que tardara unos días se eterniza, y porque hemos dado la lata hasta conseguirlo, que si no podíamos esperar a que la niña se hiciera mayor de edad. Pues así todo. Todo me parece de una dejadez increíble, pero eso es lo que hay. No me extraña en absoluto que no existan apenas adopciones nacionales.
La publicación de ayer la tenía escrita desde el mismo día que la anterior y esperaba que llegara ese papel para publicarla. Entre tanto no he querido escribir nada, alguno se habrá dado cuenta de lo que ha tardado, incluso me lo han dicho. Pensad lo largo que se nos ha hecho. Y seguimos esperando a que avance algo el proceso del niño.
Ahora ya puedo escribir todos los días, la sabéis por qué no actualizaba el blog. El post lo tenía, faltaba que llegara la ocasión. Ahora ya está aquí.
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