El pasado sábado me encontré con esta imagen en Córdoba capital. En un principio pensé en que me había encontrado con el famoso hombre invisible, pero tras horas de espera sin que moviera los pies, descarté esa opción. Pido ayuda para que solucionar ese enigma. ¿Qué le ha ocurrido al dueño de esos zapatos allí abandonados? Os suplico que me hagais llegar vuestras historias que expliquen el porqué están ahí esos zapatos.
Yo tengo ahora una idea. Eran las cuatro de la tarde del 7 de Julio, San Fermín, en Córdoba. 40 grados a la sombra, los zapatos están al sol. El dueño salío del bloque de pisos y se acercaba a tirar la basura lentamente y del calor se derritió. Lo que no logro saber es qué ha pasado con la bolsa de basura.
Es una opción. Espero las vuestras que se que sois ocurrentes y mejores escritores que yo.
8 comentarios:
La expliocación es del todo lógica, pero ¿y el charco de grasa derretida?
Lógico, la lamió el mismo perro que se llevó en la boca la bolsa de basura.
Pues yo creo que los zapatos los dejó ahí algun viejete que venía de un after el viernes...
"¿Y esto? Hostias que es esto de los pies", le dio la paranoia y los dejó ahí.
O puede ser que el hombre corriese más rápido que sus propios zapatos.
Pedro, ¿miraste en la copa del árbol?
Mi explicación es más simple y más consumista. Pasó un vendedor ambulante de zapatos, compró unos nuevos, y se dejó ahí los viejos.
Desde luego nunca imaginé que podría existir gente como vosotros.
=
no os preocupeis del dueño de los zapatos, si no de los zapatos mismos! a que estabas esperando para llevartelos????
A lo mismo se lo chorizó un ovni, y ya se sabe que con la ingravidez para que se quieren zapatos no?
Como se nota la poca vena femenina que teneis. Su mujer los lavo y los ha puesto al sol para que se sequen. JA JA JA...
El hombre salió a la calle desesperado, la mujer de su vida había dado un portazo llevándose sus discos de Fito, diciéndole que no volvería mas, que no podía soportar a un hombre que era absorbido todos los días por el trabajo y no la miraba a ella. Ya en la calle y con el sol derritiéndole le gritó: "espera, te quiero y haría todo por ti". Ella se volvió y tranquilamente le dijo: ¿seguro? ¿eres sincero?. Él respondió, con un deje de desesperación en la mirada: Te quiero. Ella lloró y se acercó a él despacio. Él la empezó a tocar con suavidad, mientras los tirantes de la camiseta caían sobre sus pechos sudorosos. El beso fue largo, ansioso, su boca buscaba con desesperación el fuego que ella le ofrecía. La temperatura iba en aumento. Ella se echó en el árbol, mientras él la empujaba tocándola con desesperación. Los zapatos se quedaron en la acera, mientras buscaban un hueco donde hacer el amarse tranquilos.
EBOLÍ, ESO ERA LO QUE YO QUERÍA. Esta gente no inventan o no saben escribir. Bienvenida de nuevo al mundo virtual y a tu casita.
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