Hace algo más de un año, hubo una noche en la que casi no dormí. Estuve toda la noche pendiente de cómo estaban dos personitas que por primera vez dormían en una habitación cercana a la que mi esposa y yo empezábamos a hacer planes de futuro como familia. En esa noche cualquier movimiento, cualquier ruido, cualquier cosa rara me hacía levantarme de la cama e ir hasta la habitación donde dos criaturitas dormían. Llegaba a verlos y me quedaba un rato, mirando, observando que estaban bien, que nada perturbaba sus sueños.
La pasada noche tampoco he podido dormir. También me he acercado en varias ocasiones a esa habitación en la que no es escuchaba nada. No se veía nada. Los niños no estaban. Y el sueño perturbado era el de mi esposa y el mío propio por la lógica preocupación de saber como estarían esos que desde hace más de un año considerábamos nuestros hijos. También me quedaba un rato mirando y pensando…
Por orden judicial nuestros hijos adoptivos deben pasar semanas completas y alternas con su progenitora. En agosto será una quincena. Y en septiembre definitivamente dejaremos de verlos, si se cumplen las condiciones necesarias para que se reintegren con su progenitora.
Como cualquier persona pude entender, todo esto es duro. Desde un primer momento hemos elegido ayudar a nuestros hijos en estos difíciles momentos y no abandonarlos a su suerte, a pesar de lo duro y difícil que está siendo para nosotros. Creemos que es nuestra obligación y la cumpliremos hasta el final. Pero también creíamos que íbamos a tener ayuda, fundamentalmente de los que son responsables de que todo esto esté ocurriendo: la Consejería para Igualdad y Bienestar social. Ellso fueron los que nos dieron a los niños. No los hago responsable de eso, nosotros sabíamos que riesgo corríamos y sabíamos que esto podía pasar. Pero los hago responsables de su dejadez de funciones, de su olvido de que tanto nosotros como los niños somos personas, de su inhumanidad, de tantas y tantas cosas.
Lo último. El día 23 de junio emitió la juez la providencia donde regula el nuevo régimen de visitas al que antes me refería. El día 26 ó 27 lo recibieron en la consejería, y nosotros el 28. No hemos recibido ni una sola llamada. Nada. Ni para saber como estamos ni nosotros ni los niños, ni que pensábamos de cómo se podían realizar el nuevo régimen, nada. Ni para informarnos ni para informarse si pensábamos cumplirlo. A pesar de que la juez les obliga a que pongan los medios para que así sea.
Supongo que saben que nosotros tenemos conocimiento de esa nueva orden judicial. Supongo que están cumpliendo sus obligaciones y con sus protocolos de actuación. Puedo suponer que sus protocolos no les obliguen a interesarse por las personas. Pero tengo claro que tanto mi esposa como yo nos sentimos abandonados a nuestra suerte, abandonados desde el principio, nos seguimos sintiendo que nos tratan como dos “cosas” sin sentimientos que esperan que se aburran y abandonen a los niños como ellos llevan haciendo desde un principio.
Pues nada más lejos de la realidad. Aquí seguiremos, con o en contra de los “SINVERGUENZAS” “INHUMANOS” de la Consejería para la Igualdad y Bienestar social, ayudando, como nuestra conciencia nos dé a entender, a “NUESTROS HIJOS”. Así hasta el final. Ya no queremos la ayuda de gente tan despreciable. Nos basta con nuestras fuerzas y con el apoyo de nuestros amigos de verdad.
Esta noche no hemos dormido pensando en los niños. Espero que sus conciencias tampoco los deje dormir a ellos. La diferencia está clara.
3 comentarios:
GRACIAS AMIGO
Dormirán, son tan .... que dormirán, te lo aseguro. ¡Ánimo!
Cuando acabemos con esta gentuza (y ya queda poco) no le van a quedar ganas de echarse a dormir.
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