13 octubre 2012

OTRA DE BLANCA POZON



Lo ha vuelto a hacer. Con todo el respeto que debo mostrar hacia quien es la representante de la Justicia, doña Blanca le ha vuelto a quitar el futuro a otras dos menores que podían tener una vida normal con sus padres de acogida. Otra vez ha vuelto a condenar a dos menores a vivir quien sabe que suerte de desgracias. Cierto es que la justicia no tiene ojos, pero demostrado queda con sentencias como las de doña Blanca Pozón, que tampoco alma ni corazón ni cabeza. Tampoco aprende de errores anteriores. Para ella, niñas como éstas o niños como los míos, son la misma piedra con la que tropieza en repetidas ocasiones. Y si hace ya seis años la hice responsable del futuro de mis dos hijos, y después le tuve que recordar mis palabras cuando fueron abandonados por la persona a la que ella se los entregó; hoy le repito esas palabras:  “para mí, usted con sus decisiones es y será la responsable del futuro y de lo que les pueda ocurrir a esas niñas”. Y es mi deseo no tener que volver a recordarle lo que ahora le digo. Sería señal de que esas niñas se encuentran bien, cosa que dudo.
Pido, o mejor dicho, exijo a todos los responsables de la Junta de Andalucía y los que tienen que trabajar por el bienestar de los menores, que no abandonen a su suerte a estas dos niñas como así lo hicieron con mis dos hijos. Ya tienen experiencia y deben haber aprendido de ella y de lo ocurrido. Exijo que se observe desde muy cerca la evolución de esas niñas, de todas las circunstancias que las rodean y que a la más mínima duda sobre su bienestar, se actué con contundencia a pesar de la injusta sentencia. No permitan que vuelva a ocurrir que su dejadez derive en males mayores para esas menores.
A los padres de estas niñas, a los PADRES con mayúscula, a los verdaderos padres, no a los progenitores, les trasmito mi ánimo y mi apoyo para afrontar los duros momentos por los que están atravesando. Igualmente les pido voluntad y fuerza para plantar cara a las administraciones que tienen que velar por el bienestar de las que siempre serán sus hijas. No todo se acaba aquí, hay que seguir luchando por esas niñas, sin desfallecer en la búsqueda de una vida mejor a la que les han condenado.  Si así es, la vida se lo recompensará como lo hizo conmigo, y nunca podrán dudar de no haber hecho todo lo que estuvo en sus manos para cumplir con su obligación de verdaderos padres. En esa lucha me tendrán a su lado con lo poco o mucho  que les pueda aportar.

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