16 septiembre 2009

UNA TARDE CON UN ENEMIGO INTIMO


Hoy ha sido uno de esos días de mi vida en los que al levantarme  me hago mentalmente un relación de tareas profesionales que debo cumplir y que al acabar la jornada la me doy cuenta que no he cumplido casi ninguno. Hoy ha sido de esos días en los que todo viene a la vez, en los que tienes que estar en muchas cosas a la vez y en los que ahora organizas algo y dos minutos después todo lo contrario. Así ha sido toda la mañana, la tarde más tranquila, pero…
Bueno, uno de esos días que no tienes tiempo para nada. Lo mejor, terminar la jornada de trabajo y hacer un kit-kat. La mayoría de los días, ese es el momento de volver a cas y encontrarme con mi familias, mi esposa y mis hijos, jugar un poco con ellos (con los niños) , preparar la cena y charlar un poco (con mi esposa) en la cocina mientras ellos cenan y se preparan para ir a la cama. Pero hoy no. Hoy era uno de esos días en que apetece, con perdón, dejar de lado la cocina, las cenas, los niños y las esposas. Uno de esas tardes que no apetece llegar a casa y te la tomas de permiso sin pedirlo. Sin pedirlo, porque si lo haces sabes que no lo vas a obtener, y mejor dejar las cosas como están.
Pues con el permiso tomado llamé a un amigo. Un enemigo íntimo.  
– ¿Hace un cacique, sin niñas, en la terraza le “ovni”?
-Hace.- Contesta sin pensarlo.
-En media hora
-Hace.
Y media hora después llega ese momento en el que, después de casi un mes sin disfrutar de momentos como ese, y que tenían que repetirse más a menudo, conseguimos tener un ratito de tertulia, de charla, de compartir ideas, y de muchas discrepancias bien entendidas y algún chiste y varias risas.
“Esto se podía hacer aquí”, ”no te vi en la feria”, “yo solucionaba esto así”, “qué barato sale matar en España”…  y así casi dos horas y dos cubatas.
Esos son los momentos que hacen volver a casa con nuevas ganas, con el intercambio de impresiones y con dos cubatas de más, que cuando ya no acostumbras, cargan.
Ahora a esperar a que vuelva a coincidir una tarde en la que ambos podamos tomarnos un permiso.  Mañana ya veremos qué tal se da el día. De todas formas ya nos arrearemos por el internet.

6 comentarios:

Manuel dijo...

Los efluvios de un buen ron... en la terraza de un bar... justo en el centro de un hermoso parque... y acompañado de un enemigo íntimo... (solo faltaría un buen "habano"...
¡Pa mí que eso eg conspirasión contra de la revolusión, compañero Fidel... digooo.. Pedro!

Alberto dijo...

Un abrazo, y a por otro cuando quieras.

Anónimo dijo...

los que os la dais de progres y precursores de ideas sois asi (y esto es como un pequeño circulo donde el neófito no es bienvenido)

Picalcan dijo...

¡Cómo que no eres bienvenido! Tu ven y paga los cubatas, ya verás...

Éboli dijo...

hace que la próxima vez llaméis a una mala y la invitéis a ¿dos? ¡por diosssss! ¿dos en dos horas!!!! en fin... nenes, yo a lo mejor me bebo alguno más.

Anónimo dijo...

¿...dejar de lado las cenas, los niños y las esposas? Pero bueno, ¿y cuando le toca a tu señora dejar de lado al marido, a los niños y las tareas?? Ay... hombre tenías que ser