29 agosto 2007

VERDADERA DEMOCRACIA

HACE tan sólo unos días muchos de los medios de comunicación nacionales reproducían la noticia de que en un pequeño núcleo de población anejo a la localidad granadina de La Peza había ocurrido un hecho insólito. Su centenar de habitantes tenían la oportunidad de decidir si permitían la colocación de una antena en el centro de su aldea para que sus móviles y los móviles de sus visitantes tuvieran cobertura y dejaran de ser inservibles en Los Villares, que así se llama esa pequeña población. La decisión del pueblo fue que NO. Con mayúsculas. Mayúsculas no porque existiera una aplastante mayoría de vecinos que opinaran que la antena no la querían ver cerca de sus casas. Las mayúsculas las utilizo porque en esta ocasión fue el pueblo, los ciudadanos, los que de verdad tomaron la decisión. Los ciudadanos de Los Villares tomaron esta decisión directamente. En directa democracia, si se me permite la expresión. Por tan sólo un voto de diferencia, la mayoría de los ciudadanos decidieron directamente su futuro. En este caso no eligieron a la persona que debía tomar la decisión, sino que ellos pudieron decidir mediante un referéndum celebrado para la ocasión.En realidad, la palabra referéndum no está correctamente utilizada. Debiéramos decir consulta popular, que es lo que la alcaldesa de Los Villares convocó para que sus conciudadanos opinaran sobre lo que ella misma consideró una importante decisión para su localidad. La alcaldesa antes de celebrar dicha consulta se apresuró a proclamarla como vinculante, es decir que se haría lo que saliera de las urnas. Lo que quisiera el pueblo.Mucho se ha hablado sobre si la decisión de no permitir la antena es o no correcta. Lo que es realmente importante es que por una vez (por eso ha sido noticia) un centenar de ciudadanos han podido decidir con su voto, directamente, sin elegir a nadie que los represente, en lo que todos consideraban un hecho relevante para sus vidas. Y así lo entendió su alcaldesa. Es de alabar que una política no se creyera dueña del futuro de sus conciudadanos que la eligieron y les diera por una vez la voz y el voto. En definitiva, el mando.Debiera cundir el ejemplo. Debieran las alcaldesas consultar más a menudo con el pueblo. No digo que todo quede a expensas de consultas populares, pero no estaría mal que esta forma de actuar se impusiera en los asuntos de vital y transcendental importancia en el futuro de nuestras localidades y de nuestras vidas. O incluso cuando la opinión pública se encuentre muy dividida. Sería la verdadera democracia. Y los políticos ganarían en respeto ya que, llegado el caso, no serían los únicos en equivocarse. Que acertar, aciertan poco.

3 comentarios:

Éboli dijo...

Fíjate, que la pregunta del referendum es una de mis tradicionales en los previos a las elecciones municipales, y fíjate que todos los cabezas de lista se te van siempre por los cerros de Úbeda y es una pregunta que les incomoda, y mucho. Te dicen que la gente lo que elige es a representantes que son los que toman las decisiones y que es mucho jaleo eso del referendum, en fin, que una vez que los diosecillos ocupan su sillón en el olimpo de opinar los demás ná de ná.

Anónimo dijo...

Estaría bien que se decidieran las cosas importantes con un referendum popular, porque la gente estaría más contenta. No obstante, habría que considerar los gastos económicos que ello supone, así como ver quién decidiría que cosa se consulta en referendum o no. Es lógico que porque se esté en sintonía con un partido político, no quiere decir que todas sus decisiones nos parezcan aceptables; y sino, mira el ejemplo de Rosa Díez, que ha tenido dos ovarios para plantar al PSOE. Otra cosa, sería no caer en consultar según que temas; porque como viste en un post de principios de agosto en mi blog, en Hungría querían hacer un referendum para legalizar la siesta. Aunque aquí para eso no hace falta ni hacer referendum.

Éboli dijo...

Estoy de acuerdo contigo, pero vamos, que un político sabe perfectamente en pueblos como los nuestros cuando debe de consultar con el pueblo por una posible actuación. Además, está la posibilidad de echar mano de asociaciones y organizaciones sociales, ampas, etc. Dar a conocer el tema a sus juntas directivas, que las juntas lo traten con los socios y que se saquen unas conclusiones. Digo yo que esto no costaría mucha pasta, mas bien, no costaría nada. Lo de Rosa Díez ha sido una pasada como en su día fue lo de Pimentel, pero gente así hay poca, al final el que mas y el que menos traga (incluyámonos todos/as)