En mi querida Peñarroya-Pueblonuevo ocurren cosas que si no fuera por su gravedad pueden causar risa a cualquiera que las conozca y no sepa de los políticos que tenemos que padecer.
Dentro de las jornadas de minería y patrimonio celebradas el pasado fin de semana en el estupendo marco del Almacén Central se trató, como no podía ser de otra manera, de la recuperación de nuestro patrimonio industrial, de su estado actual y de su defensa. Tanto el presidente de la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero, como una técnica de la Delegación de Cultura de Córdoba adscrita al departamento de Protección del Patrimonio Histórico reflexionaban en su respectivas ponencias sobre la necesidad de defender y recuperar el Cerco Industrial como importantísimo referente de nuestra historia.
También dentro de estas jornadas se concedieron sendos premios a proyectos para la recuperación del patrimonio minero, recayendo uno de ellos en un proyecto para la recuperación del Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo. Estos premios fueron entregados en la jornada de clausura nada menos que por la alcaldesa de la localidad que acoge dicho Cerco Industrial y por el Delegado de Innovación, Ciencia y Empresa, Andrés Luque. Tanto una como otro en sus respectivos discursos instaron a todos los presentes a que defendiéramos nuestro patrimonio como recurso de futuro y prometieron que implicarían en su recuperación.
Estas son las palabras, las promesas y las mentiras que tenemos que soportar una y otra vez. La realidad, bien distinta. Y es entonces cuando aparece la incongruencia. Mientras que celebraban las ponencias sobre patrimonio, mientras se entregaban los premios a los proyectos y mientras a los políticos se les llenaba la boca prometiendo que esos y otros proyectos se harían realidad, a pocos metros, a no más de cien metros, algunos otros se empeñaban reiteradamente en dejar las palabras en papel mojado. Y es que una cosa es predicar y otra dar trigo. Mientras hablaban unos, los políticos, el Cerco Industrial era “tomado” por casi un centenar de individuos que lo utilizaban como “campo de batallas de su juego de air-soft, cosa que ocurre fin de semana sí y otro también, con el conocimiento de la misma señora que promete dar a nuestro patrimonio el valor que se merece. Como ven la incongruencia elevada a su máximo exponente.
¿A qué se espera para impedir que se siga poniendo en peligro nuestro patrimonio? No bastan las palabras. Si en realidad se cree en lo que se dice lo primero es impedir que ni estas ni otras muchas personas sigan perjudicando lo que para todos es algo que hay defender y cuanto antes recuperar. Seguro que esperan que ocurra una desgracia y ya sea demasiado tarde tanto para lo poco que nos queda como para las propias personas que allí entran. Esperemos que no, pero si ocurriera volverán las palabras. Entonces serán de lamento.
3 comentarios:
A las barricadas!!!
¡A escribir más, so joé!
Ainsssssssssss, lo que te gusta que te roguemos que escribas mas.
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