DAÑOS COLATERALES

Todas las elecciones en España tienen un periodo de reflexión anterior al día de las votaciones. En Peñarroya-Pueblonuevo, en las pasadas elecciones locales el periodo de reflexión ha sido a posteriori y va a ser más de un día, mucho más. De hecho, ya ha pasado más de 24 horas y seguimos reflexionando sobre lo que ha ocurrido y tendremos que seguir reflexionando sobre sus consecuencias.

Lo ocurrido está claro. En democracia el pueblo habla en las elecciones, y ahora ha dicho que no quería que el PSOE siguiera gobernando en Peñarroya-Pueblonuevo. Ésta ha sido la decisión del pueblo. Todo lo demás son daños colaterales.

El electorado ha castigado al PSOE, y concretamente a Luisa Ruiz, no dejándola de votar, sino votando a su contrincante más inmediata. Y ello por varios motivos. Sin duda, ha influido la mala prensa de la marca PSOE a nivel nacional, pero lo que más ha influido ha sido el voto de los enemigos que Luisa Ruiz ha ido dejando por el camino. Unos, enemigos que han esperado ocho años para hacerle pagar que echara de la alcaldía a Rafael Muñoz; otros, los obtenidos, como cualquier gobernante, en los años de gobierno. Unos y otros han votado, sin duda alguna, en contra de doña Luisa sin mirar más allá. Sin mirar la papeleta que metían en el sobre. Sin tener en cuenta lo conseguido, lo proyectado, lo prometido… Sin tener en cuenta programas, candidaturas y lo que es más importante, capacidad de gobernar un ayuntamiento. Es más, sin querer mirar el daño que esta venganza acarreaba.

En cuanto a las consecuencias tendremos cuatro años para reflexionar, y esperemos que no llevemos en el propio pecado la penitencia. El juego democrático en el que todos entramos nos marca que la próxima alcaldesa debe ser de todos, y así debemos aceptarlo. Ahora sólo queda trabajar y demostrar que era cierto todo lo dicho. Sin engaños, sin medias verdades, que aunque todo humano se equivoca, el pez muere por la boca y ahora es cuando les toca ser coherentes.

Sólo queda desearle suerte a nuestra nueva alcaldesa, que la suya será el beneficio de todos, hayamos votado lo que hayamos votado. Por otro lado, me permito recordarle que aquí estamos. Con un doble deber. Primero apoyándole, aunando esfuerzos y trabajando para contribuir en que todo mejore, tal y como ella dijo. En segundo lugar, y no menos importante, estando atentos  a que cumpla con esas promesas, por pocas que fueran, y recordando su programa electoral.

Por último una observación. Como ha podido comprobar Peñarroya-Pueblonuevo no olvida. Y mucho menos perdona.