04 septiembre 2007

DEPRESIÓN PERPETUA

CUANDO has pasado muchos días lejos del lugar en el que se pasa casi todo el resto del año, cuando te vuelves a poner el reloj en la muñeca después de que durante algunas semanas haya estado cogiendo polvo en ese lugar de la mesita en el que lo dejaste cuando se iniciaron las vacaciones, y cuando vuelves a ver a las mismas personas que tendrás que soportar durante otro año completo, es cuando te das cuenta que vuelves a la rutina diaria propia de los periodos que duran entre vacaciones y vacaciones, y es lógico que te entre la temida depresión post-vacacional.
Esto que ahora conocemos como depresión post-vacacional es lo que desde siempre hemos llamado “las pocas ganas que tengo de volver a trabajar”. En realidad no es sólo la vuelta al trabajo lo que nos provoca la depresión, que dicho sea de paso a algunos no se les pasa hasta once meses después. Lo que nos lleva a la depresión es volver a la rutina que en todos los ámbitos ya conocemos como “el curso”.
Y es que tenemos la costumbre de dividir nuestra vida en periodos. Y como si no nos bastara con los años para cambiar nuestras vidas al sonido de campanadas, también tendemos a hacerlo al ritmo que nos marcan los pequeños de la casa. Cuando ellos inician un nuevo periodo en sus vidas de estudiantes nosotros empezamos también con todo lo demás.
Como si no tuviéramos bastante en estos días, ahora comenzamos a cambiar de ropa, a empezar una de la innumerables colecciones con las que nos bombardean desde la televisión, nos colgaremos a nuevos programas que aparecen en la inauguradas parrillas televisivas o radiofónicas y, lo que es peor, tenemos que aguantar un nuevo inicio del peor de todos los cursos, el político.
En este año además de todo esto volvemos a la residencia habitual, que diría un cursi, con las noticias de que durante este curso tendremos que pagar más en cada uno de los recibos de nuestra “queridísima” hipoteca, de que también tendremos que pagar más por el pan los huevos y las leches. Si las leches. Las que le daríamos a más de uno cuando después de muchos días sin ver los telediarios nos enteramos de todo esto y nos ponemos de mala... De mala eso que según dicen pagaremos tan caro como la gasolina. La leche.
Y no sigo porque la verdad es que me estoy deprimiendo. Y en este caso no es una depresión post-vacacional, que todavía no he vuelto. Es la depresión que sufrimos todos cuando pensamos en lo que nos espera durante este curso. Y encima en éste tendremos elecciones, con lo que ello supone. Es para deprimirse, y casi a perpetuidad

9 comentarios:

rdv dijo...

Pues yo tengo que reconocer y ya escribi en mi blog algo sobre esto, que me gusta la rutina.

Anónimo dijo...

Seguro que si estuviéramos once meses de vacaciones, nos hartaríamos también. El ser humano es un ser inconformista por naturaleza. El rico quiere ser más rico. El sabio quiere saber más. Y el político aferrarse más a su sillón para ascender en su carrera. Y volviendo al tema; el parado quiere trabajar, y el trabajador descansar.

Revertiano dijo...

A Palíndromos puedo decirle que ha caído en una redundancia:
Si el político quiere aferrarse más a su sillón es porque quiere ser más rico, quiere seguir sin hacer nada y... quiere ser más sabio (lo dudo, ya lo es, si no, no sería político).

A mí también me apasiona la rutina, pero no quita que me apasionen las vacaciones, y todas las estaciones del año. En la variedad está el gusto.
Buen post.

Éboli dijo...

El post genial, como siempre Pical. Respecto a la vuelta al cole, joer, esperad a que me vaya, que no me cojo las vacas hasta el día 10. Os cuento, primero me voy con mis criaturas a Benalmádena (playa, cabreos con los niños....) y luego en plan parejita me voy fuera, como hacemos todos los años y es algo que aconsejo: partes las vacas para los niños y para la pareja ...¿para cuándo unas vacas de mujeres?bueno ese es otro tema. Y me voy a Amsterdam, o sea, que si el 24 de septiembre no pongo un post es que me han detenido por ahí...que tiemblen los holandeses... y a ver si luego mi alcalde va al rescate como a la de Cancún (prometo no salir en el Interviú con toaaaaaaa mi chicha). O sea, que ya os contaré eso del síndrome postvacacional, pero si puedo adelantar que yo vengo con ánimos de hacer cosas y más aún porque llega la estación preferida del año: el bendito otoño. Otra cosa es que me tire unos días con mal rollo de ver los caretos de algunos/as, pero esa es otra historia.

Diógenes dijo...

¿vacaciones? ¿donde dan de eso?

Martín Carmona dijo...

Mis vacaciones como han servido solo para fastidiarme los dos talones...(Con la muerte en los talones 2)

Pues creo que por un lado os entiendo, pues les temo a los "nenes" de las clases de Informática tras el verano; pero por otro deberíais de haber visto mi cara y las de mis otros "nenes" cuando volví de las vacaciones y todos se abalanzaron a darme besos. Para mi , eso, lo mejor de las vacaciones.

Anónimo dijo...

tu eres deprimente

Éboli dijo...

Digo yo, que si has salido ya un poco de la depresión, que animes a los demás con un magnífico post de los tuyos.

Revertiano dijo...

... que ya va siendo hora de continuar.